5 de enero de 2010

La vaca flaca




Los golpes de la adversidad son muy amargos, pero núnca estériles.
Renán

Hace mucho tiempo Un viejo maestro paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió visitar el lugar.
Durante el camino hacia aquel lugar, el maestro le comentaba a su pupilo lo importante de comunicarse con los demás y sobre todo lo que podría aprender en esas visitas.

Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado.
Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí?

El señor calmadamente respondió: amigo, nosotros somos los dueños de aquella vaca que puede ver a lo lejos, es nuestra única fuente de ingresos y con los litros de leche que nos da por día, podemos cambiarlos por comida o venderlos a otras personas, de esa forma podemos sobrevivir.

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, luego se despidió y se fue.

En el medio del camino, volteó hacia su fiel discípulo y le ordenó: “Busque la vaquita, llévela al precipicio de allí enfrente y empújela al barranco”.

El joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita era el medio de subsistencia de aquella familia.

Pero como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden.

Así que empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella terrible escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante varios años sin poder entender el porqué de aquella extraña decisión de su maestro.

Tiempo después

Después de mucho tiempo, el joven atormentado por aquella acción decidió regresar al lugar para confesarle a la familia lo que había pasado, pedir perdón y buscar la manera de ayudarlos; rápido emprendió su viaje.

Al llegar a aquella colina, de lejos notó una gran casa bien construida, con un gran cerco y algunos bellos árboles, el joven se lamentó al pensar que la familia tuvo que vender el terreno para poder sobrevivir.

Al tocar la puerta de aquella hermosa casa, se admiró y se llenó de felicidad al ver toda la familia permaneció ahí y el gran progreso que consiguió. Aún sorprendido le pregunta al padre de familia: “¿Cómo lograron todo esto en 4 años?”.

El padre muy orgulloso le contesta: Hace 4 años, la vaquita que era nuestra única fuente de ingresos murió al caer a un barranco, entonces la única manera de sobrevivir era buscando un trabajo en la ciudad, así lo hicimos todos, aprendimos muchas cosas y con el dinero ganado comenzamos a comprar y vender más vacas.

El muchacho pensó para sí: “gracias maestro, ahora sé que solo a través de adversidad podemos esperar un futuro próspero”


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